Paisajes Beronia: El valle de Valpierre y nuestro Gran Reserva
Paisajes Beronia: El valle de Valpierre y nuestro Gran Reserva

La 2010 es una de las grandes añadas de su década que sigue dando muchas alegrías en el mercado con la llegada de los grandes reservas. El de Beronia está especialmente ligado al paisaje del valle de Valpierre, un pequeño mar de viñas en el corazón de Rioja Alta.

 

El valle de Valpierre se extiende desde el Ebro, a la altura de Briones, Gimileo y Ollauri hasta la depresión de río Nájera. La carretera que lleva de Ollauri a Hormilla discurre prácticamente por su centro y atraviesa un viejo puente y una venta que debió que ser importante en su tiempo, pero que hoy está totalmente abandonada. Es tierra de cereal y sobre todo de viñedo. Aproximadamente entre el 60% y el 70% de las uvas con las que se elabora el Beronia Gran Reserva proceden de esta zona.

 

Un lugar lleno de historia

Como origen del nombre se baraja la etimología de “valle de piedra”, aunque parece más probable que fuera en realidad “valle de Pedro” por su acepción francesa de “Pierre”. Escenario de distintas batallas entre los siglos X y XIV, hay otra teoría que elucubra con que el nombre sea la respuesta a la pregunta de cómo va la batalla: “Va al pierde”.

Todos los pueblos que rodeaban el valle formaban parte de la llamada Junta de Valpierre, dependiente antiguamente de la provincia de Burgos, que tenía potestad para juzgar disputas y delitos cometidos en el territorio. Así, las ordenanzas de la Hermandad de Valpierre de 1538 integran a Alesanco, Azofra, bañares, Briones, Cidamón, Hervías, Hormilla, Hormilleja, Nñajera, Negueruela, Rodezno, San Asensio, Villa Porquera y Zarratón.

 

Viñas viejas

Algunas de las parcelas de viñas más viejas controladas por Beronia se encuentran en Valpierre. El enólogo Matías Calleja valora la combinación de suelos arcillo-ferrosos con otros arcillo-calcáreos en la ladera más fresca del valle orientada al este. “La clave de Rioja -explica Calleja- es la finura combinada con una gran fortaleza, comparable a la energía y la gracia de una bailarina. Por eso se ha hablado históricamente de vinos finos”.

El valle cada vez llama más la atención de productores de renombre para el vino riojano. Por eso es importante para Beronia contar con proveedores históricos, algunos con 40 años de relación con la casa y con los que se trabaja con contratos a largo plazo.

Una de las sensaciones favoritas de Matías Calleja cuando pasea por estas parcelas de Valpierre es ver jilgueros y abubillas, aves de la que se dicen que son muy sensibles a los pesticidas y que parecen ser las reinas en este espacio natural donde mandan las viñas y el silencio.

 

Un Gran Reserva de altos vuelos

Cuando lleguen a bodega, muchas de las uvas de estos viñedos terminarán en uno de los vinos más especiales de la casa: el Gran Reserva. Este tinto de guarda se construye sobre la tempranillo, la uva central de Rioja, a la que se añade una parte de graciano que le aporta la acidez y el nervio suficiente para garantizar su buena evolución en le tiempo.

Después de pasar 26 meses en barrica y muchos más en botella, el vino refleja muy bien la intensidad y opulencia de la excelente cosecha 2010. Hay notas achocolatadas y de fruta en licor junto a los clásicos toques especiados que aporta la crianza (canela, nuez moscada, regaliz) y finos aromas a cacao. En boca combina esa opulencia con una acidez vibrante que le da mucho recorrido y la textura fluida y sedosa que caracteriza a los vinos elaborados sin prisas.